El
Baldón: La Seguridad Pública
Por:
José Miguel Cobián
¿Quién no recuerda los tiempos en que los
policías judiciales eran más temidos que los propios delincuentes? Daba miedo pasar cerca de ellos, y corrían
historias en las que los involucraban con todo tipo de delitos del orden
común. En Córdoba desde que llegó el
actual coordinador, las cosas han cambiado.
No sé si porque el ¨horno no está para bollos¨. O si el Subprocurador y
su superior el Procurador se pusieron muy estrictos, pero lo que sí sé, es que
ya no se escuchan historias de terror como antaño y hogaño las cosas parecen haber
mejorado mucho.
¿Será que las cosas han cambiado y la
policía puede mejorar? –cuando menos la estatal o la investigadora-. Quien esto escribe sabe de los resultados
con el combate a la corrupción en el Distrito Federal, dónde tanto policías
como agentes de tránsito han reducido muchísimo su interés por extorsionar y
abusar de los ciudadanos.
Es claro que si el gobierno del estado
quiere volver eficiente a las policías estatales incluyendo la investigadora, tan
importante en la procuración de justicia, tendrá que elevar los recursos que se
asignen a esa área en el próximo presupuesto.
La calidad y confiabilidad de los policías pasa por un mejor salario, y
recursos suficientes para que puedan llevar a cabo su trabajo.
Todos los que hemos tenido que pasar por
un ministerio público, sabemos que cuando nos pedían para hojas de papel, o
para gasolina, era verdad… El área administrativa de la procuraduría no mandaba
recursos suficientes y no alcanzaba el dinero para atender a la población.
Las pruebas de confiabilidad, esas en las
que se somete a la persona a un interrogatorio, pruebas psicológicas y hasta al
detector de mentiras, no son suficientes, y a pesar de ello, el avance es
mínimo, pues el estado tiene muchos elementos de seguridad, y el proceso es
lento y personal.
La idea de una policía única no es tan
mala, si se considera que el estado seguramente habrá de proporcionar mayores
salarios, prestaciones y recursos a sus elementos. Sin embargo, cuando
volteamos a ver cómo trabajan seguridad pública, la situación no está para ser
feliz. Los elementos trabajan turnos
que pueden llegar a veinticuatro horas, y ni las prestaciones ni los salarios
están como para que ellos arriesguen su vida por la ciudadanía.
Hace más de cuarenta años, en el estado de
Sonora se estableció la obligatoriedad de que los policías fueran egresados de
academias que se fundaron a lo largo del estado, en las cuales se les
capacitaba –aunque fuera al mínimo-, en cuanto a legislación, derechos humanos
y otros temas importantes para su labor.
Adicionalmente se les otorgaron salarios dignos, prestaciones más allá
de las de ley, y sobre todo, la garantía de que si fallecieran en el
cumplimiento de su deber, su familia no quedaría desamparada. A cuarenta años de distancia, esto no ha
podido ser homologado al sur de la capital de la República.
Cuándo a un servidor público se le otorga
cierto poder, como es el caso de las fuerzas de seguridad, pero ese poder no
lleva consigo ingresos dignos y supervisión adecuada, lo que se logra es
invitar a delinquir y abusar a dicho servidor público. Esto es un secreto a
voces, y sin embargo, no se asignan recursos suficientes al área de seguridad
pública, procuración y administración de justicia en los estados del país.
Hasta hace pocos años, esa política, no
afectaba la vida cotidiana de los ciudadanos. Hoy es urgente revertirla e
invertir en atención a un área tan sensible. No basta con que el gobierno
federal asigne más recursos. Los estados y municipios tendrán que redistribuir
sus presupuestos, para atender a una
prioridad de los ciudadanos, que en caso de no ser atendida tendrá
repercusiones en lo único que le importa a los políticos: el sentido del voto
en la siguiente elección.
Javier Duarte y su gente como Arturo
Bermúdez (un abrazo solidario) están intentando hacer su parte, y parece que
las cosas han mejorado –dentro de lo mal que están-. Ojalá y sus estrategias den resultado, pero
la ciudadanía debe de estar atenta a la asignación de recursos por parte del
congreso el próximo septiembre. Para que los recursos vayan a dónde el interés
de la población lo indique.
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