El baldón: La histórica sumisión
Por José Miguel Cobián
Estimado José Carlos, tratando de entender el por qué los mexicanos
no nos involucramos como debiéramos en los asuntos públicos y
permitimos que quienes nos gobiernan hagan lo que deseen, buscando la
suerte de que si es buen gobernante nos fue bien, y si fue mal
gobernante, se acabará su plazo en el poder, llegué a algunas
conclusiones, superficiales porque no tengo la profundidad de
razonamiento de grandes pensadores. Espero que sirvan de base para la
discusión.
Históricamente, el pueblo mexicano ha sido un
pueblo sometido y por lo tanto no tiene la cultura de participar en los
asuntos de la polis. Sometido a sus jefes tribales en una estructura
jerárquica y a sus líderes religiosos. Sometido después a los
esclavizantes encomenderos, y a los líderes de la nueva religión.
Sometido a los grandes poderes de del 1800 al 1900, poderes internos,
que imponían y quitaban gobernantes, en medio de la lucha de los
liberales y conservadores. Posteriormente sometido a la dictadura de
Díaz, para de ahí pasar a la dictablanda de la revolución, y de allí a
un símil de vida democrática dónde todo lo decide el de arriba.
Jamás hemos sido un pueblo acostumbrado al civismo y a la
normalidad democrática. No sabemos lo que es la democracia, ni
entendemos que el pueblo manda a sus gobernantes, pero esto es cultural y
no se ha buscado modificar esa cultura histórica del pueblo de México y
mucho menos educarlo en valores democráticos.
Si a esto le
añades que en nuestro país hay más de sesenta millones de pobres. Todos
débiles y desvalidos ante cualquier eventualidad de la vida, y quienes
se sienten protegidos y apoyados por el líder que les pueda dar un poco
de seguridad a ellos y a sus familias ante un evento catastrófico, como
pudiera ser una enfermedad, una muerte, una detención por parte de las
autoridades, una recomendación para un trabajo, etc. En todos los
casos, depender de un líder nos hace marchar, o votar por quién él
considera correcto, pero también que nos resuelve los problemas urgentes
de la vida, -problemas que no estamos en capacidad de resolver nosotros
mismos-. Incluso unidos bajo esos liderazgos y siglas, hemos obtenidos
pavimentaciones para nuestras colonias, escuelas para nuestros hijos y
tantas cosas más. Por ello, aceptamos someternos a la voluntad del
líder. Y no discutir sus designios.
Grosso modo creo que
estos son los dos puntos principales de la falta de actividad cívica en
nuestro país. Lo que permite que quienes abren los ojos, y participan de
los jugos y derramas de la vida pública, jamás deseen estar separados
de la ¨ubre¨ presupuestal, y de la comodidad de las relaciones
políticas, que permiten que cualquier ser humano circule con mayor
seguridad que el resto de los mexicanos a lo largo y ancho de nuestro
país.
Así, vemos que en la clase política se perpetúan los
mismos apellidos generación tras generación y a pesar de no ser un grupo
cerrado, cuesta mucho trabajo estar en la palestra mucho tiempo, salvo
que se conozcan a fondo las reglas del juego para permanecer en lugares
privilegiados cueste lo que cueste.
Pero no desviemos el
tema, la idea principal es la falta de participación en los asuntos
públicos de los ciudadanos, quienes no se atreven a exigir a ninguna
autoridad ante la eventualidad de necesitar algún favor en el futuro de
esa misma autoridad. Lo cual hace que mejor miremos hacia otro lado, y
sólo últimamente indiquemos los errores y fallas de gobierno. Casi
siempre el cristal para mirar dichas fallas y errores depende del color
de nuestras simpatías o mejor dicho, del color que nos cobija ante las
inclemencias de la eventualidad. Y convertimos la democracia en un
juego de colores, sin verdaderas ideologías y siempre con el mismo fin:
Los de arriba, llegar al poder y disponer del presupuestos, y los de
abajo, cobijarse bajo una buena sombra. Curiosamente los de en medio
asimilamos la cultura histórica de sumisión al poder y seguimos como
estamos.
Saludos José Carlos y gracias por dar pauta a esta reflexión www.josecobian.blogspot.com miguelcobian@gmail.com @jmcmex
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