El
Baldón: Asumiendo responsabilidades
Por:
José Miguel Cobián
Es Responsabilidad de la Iglesia educar conciencias y orar por las
víctimas del crimen organizado. Benedicto XVI a su llegada a México.
Muy interesante el primer planteamiento público del Papa Ratzinger.
Siendo un hombre muy culto y preparado, conocedor de las sutilezas del lenguaje
y de cuánto ha estado involucrado el clero en el narcotráfico, llega y pone el
dedo en la llaga.
Asume la responsabilidad de la Iglesia Católica en un país donde el
80% de sus habitantes se asumen de esa creencia religiosa, sobre la falta de
una verdadera educación de las conciencias de sus fieles, pues cuando menos, el
80% de los integrantes del crimen organizado también se considerarán a sí
mismos católicos.
Sabedor de los constantes comentarios desde el asesinato del
cardenal Posadas Ocampo, sobre su posible participación en actividades de
lavado de dinero, y los múltiples contactos que obispos, arzobispos y
cardenales tienen con el crimen organizado, las bodas privadas, los privilegios
otorgados a cambio de enormes sumas de dinero, tanto para obras religiosas como
para cuentas secretas personales.
Conocedor también de que muchas pequeñas parroquias e iglesias de pueblo
han sido construidas, remodeladas, o terminadas gracias a las aportaciones de
dinero manchado de sangre. También enterado de los perdones otorgados en las
confesiones para que saliendo de la iglesia se vuelva a pecar, y de las
relaciones entre sacerdotes, laicos, consagrados y criminales de lo que los
católicos en son de broma han llamado ¨la pastoral del narcotráfico¨. Así, el líder de la Iglesia Católica llega
a poner orden a la casa.
Primero asumamos nuestra propia responsabilidad en lo que sucede en
este país. Separemos a los empresarios más allegados a nosotros, de las
relaciones con el dinero sucio, separemos a todos aquéllos que nos representan
de cualquier relación con personajes criminales y luego de ello, eduquemos
conciencias, asumamos nuestra responsabilidad en el deterioro de lo que sucede
en este guadalupano país, pues la Iglesia Católica no ha sabido educar
conciencias, no ha sabido generar una sociedad con los valores que debieran
serle propios a sus pastores.
No sólo la política, no sólo la sociedad, también la Iglesia tiene
que asumir su parte de responsabilidad para comenzar a recuperar la paz en el
país.
Increíble que unas cuantas palabras signifiquen tanto. He aquí una
de las mentes más lúcidas del planeta. Un hombre con conocimiento y sabiduría
que mide cada expresión que surge de su boca, y que con muy poco dice mucho.
Por lo menos, el primer día de su visita (que es cuando esto se
escribe), no ha surgido todavía ningún comentario sobre la guerra cristera. Y
no hace falta. Hace años se expulsó del país a quien bendijo la construcción
del Cristo en el cerro del Cubilete. Hoy a su pie, el máximo representante de
la Iglesia expresará su pensar ante miles de fieles. Esto puede ser interpretado como una revancha
histórica por los más reticentes, o como una reconciliación final entre
liberales y conservadores, siempre que el Papa no avance más allá en la
búsqueda de la supuesta libertad religiosa en México.
Para los mexicanos la separación Iglesia-Estado es un tema muy sensible
y doloroso. Muy pocos quieren mayor cercanía.
Muy pocos desean clases religiosas en las escuelas, o proselitismo
religioso en los medios de comunicación. En México la libertad religiosa se
concibe como la libertad de profesar la religión que se desee, siempre y cuando
esta práctica no lesione los intereses de los demás ni viole las leyes.
En México los miembros de la Iglesia de los Santos de los Últimos
días, los de la Iglesia Anglicana, los testigos de Jehová, los coptos, los
cristianos ortodoxos, los luteranos, los calvinistas, los metodistas, los
bautistas, los adventistas, los presbiterianos, los musulmanes, los
espiritistas, los animistas, los sijs,
los pentecostales, los seguidores de Sai Baba, los miembros de la Luz del
Mundo, los budistas, evangélicos, los practicantes de la Wicca, los judíos, los
chamanes, los católicos, los seguidores de Zoroastro, los Hare Krisna, y el
resto de los cultos religiosos, todos tienen derecho a practicar libremente su
religión. En lo personal no entiendo que es lo que hace falta en cuanto a
libertad religiosa en México.
Seguro estoy que no queremos clases de religión en las escuelas
públicas, sería un relajo definir que religión sería la que predomine en cada
salón de clases, o peor aún dividir a la población entre escuelas de distinto
credo. También sé que en México la religión ha costado sangre y sigue costando
sangre. Todavía en zonas marginadas y de poca cultura, hay peleas, machetazos,
balazos y hasta expulsiones masivas porque el pastor o el cura decidieron que
¨los otros¨ que no creen en nuestra religión deben irse o morir.
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