EL BALDÓN:
JOSÉ MIGUEL COBIÁN ELÍAS:
"La colaboración más reciente El Baldón:
Las presidencias municipales Por: José Miguel Cobián Una vez más comenzará la
rebatinga por las presidencias municipales, desde el municipio más pequeño y
rascuacho hasta las joyas de la corona, que representan enorme presupuesto
anual. Es increíble la cantidad de ciudadanos dispuestos a realizar todo el
esfuerzo de la campaña, y luego enfrentarse a todas las complicaciones que
representa ser presidente municipal. Tal parece que la vocación de servicio es
algo inherente al mexicano. Desgraciadamente la realidad es otra. En pueblos
pequeños, el alcalde y los ediles, entran con el único fin de modificar su
situación patrimonial. Definitivamente el alcalde es quien lleva mano, y
mientras más presupuesto para obra pública tenga su municipio, mayor será el
beneficio, gracias al acostumbrado diezmo, es decir al diez por ciento del
importe de la obra, que el constructor entregará en efectivo a quien se le
indique. Ese diezmo que pareciera un mito, es una de las pocas actividades
lucrativas seguras que les quedan a los munícipes, pues nada ni nadie puede
probar que lo recibieron. Lamentablemente en municipios pequeños y grandes, el
diezmo es parte de la picaresca local, forma parte indisoluble del poder, de
los usos y costumbres que todos los involucrados consideran normales. Puede
haber alcaldes que pierdan piso, y que busquen obtener mayores beneficios,
motivo por el cual utilizan la tesorería como si fuera parte de su patrimonio
personal. Los más inteligentes guardan lo que obtienen de manera ilícita,
mientras que los más ignorantes e impreparados, viven tres (próximamente
cuatro) años como reyes, y luego regresan a su triste realidad. Como el uso
discrecional de los recursos públicos forma parte de la cultura nacional, mientras
el alcalde haga un papel medianamente decoroso, nadie le reclamara el haber
obtenido algún beneficio adicional durante su gestión. También existe la
posibilidad de que las envidias, y sobre todo, la oposición, se dediquen a
difamar al alcalde en el último trecho de su administración, y siendo el pueblo
mexicano tan crédulo para lo malo, el alcalde acabará con su reputación hecha
trizas, mucho más allá de lo que su mala actuación pudiera haberlo llevado.
Como siempre, hay una mano que mece la cuna, mano que puede provenir del propio
partido del alcalde saliente, o puede también provenir de otros partidos
políticos. En Veracruz los expertos en difamar y mentir sobre la actuación de
los funcionarios son algunos distinguidos miembros de Acción Nacional, aunque
entre los priístas conocen tantas mañas que cuando lo desean, no se quedan
atrás en cuanto a deshacer la imagen pública de alguien. Resulta extraño ver a
tantos ciudadanos luchando por las alcaldías, cuando la inmensa mayoría no
tienen recursos, sus participaciones están rasuradas por los pagos de préstamos
o compromisos contraídos con anterioridad, lo cual va a provocar que cuando el
flamante ganador de la elección llegue a la silla, se encuentre con una
tesorería quebrada, y sin recursos para enfrentar los mínimos compromisos que
tuviera intención de cumplir, lo cual a su vez lo convierte en vasallo del
gobierno del estado, pues su actuación dependerá de los pocos o muchos recursos
que reciba desde Xalapa, ya que los recursos propios no alcanzan para nada. Sin
embargo, también hay unos cuantos ingenuos, que piensan que si ellos llegan a
la alcaldía, las cosas van a cambiar para su municipio, sin estar enterados
siquiera de los recursos con los que van a contar, y cuánto de ellos está
comprometido anticipadamente por gasto corriente o pago de préstamos. A fin de
cuentas, candidatos mexicanos que se avientan a la mexicana por un puesto, sin
saber siquiera a lo que se van a enfrentar. Así, cada administración tenemos
años perdidos para el pueblo y para el desarrollo municipal, pues llegan
ciudadanos sin capacidad e improvisados, no solo a la alcaldía, sino también a
los puestos edilicios. Ediles a los que el alcalde coopta mediante dádivas
económicas, y que a fin de cuentas acaban vendiendo su alma al diablo por unos
cuantos pesos, en lugar de representar al sector de la población que los llevó
al puesto público. Así, veremos pronto, como arrecia la rebatinga por las
alcaldías, esperando el añorado dedo que los señale como el próximo candidato,
o analizando como comprar a los delegados votantes (cualquiera que sea su
nombre) para obtener la ansiada candidatura, y luego, a los cuatro años, salir
con unos centavitos más en la bolsa, una reputación por los suelos, y muchos,
pero muchos enemigos más de los que tenía cuando entró. Mientras tanto, una vez
que se gana, a repartir el presupuesto y el pastel, incluyendo a familiares y
amigos en la nómina y en la prestación de servicios al municipio, como también
se hace en las secretarias de estado, estatales y federales, en los gobiernos
de los estados y en el gobierno federal. Por eso, resulta ridículo pensar que
hay esperanza en cada cambio de gobierno, cuando hay muy pocos, pero muy pocos
funcionarios que acceden al poder para servir, mientras que una gran mayoría de
los electos, accede únicamente para servirse. Gracias a Dios por esas escasas
pero honrosas excepciones. www.josecobian.blogspot.com miguelcobian@gmail.com
@jmcmex"
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